jueves, 4 de noviembre de 2010

Un mundo de baldosas amarillas

Si preguntas por Beatriz Maliniak, porfavor siéntate, que tengo mucho de lo que hablarte.
  - Es una joven, de metro sesenta, castaña, con cierto aspecto a los rasgos asiáticos y realmente pechada. Y si esperas que haga algo perfecto, busca a otro, porque no es un 10.
 No es la clase de niña que quiere, besa, y cuando aparece otro borrón y cuenta nueva. No es la que habla siempre genial a sus amigas, ni mantiene la sonrisa diaria. No esperes las mejores notas, apenas los consejos. Simplemente trátala.
Déjame decirte que es como una droga. Una vez la tomas, te enganchas.
Y te enganchas, más y más, despacito, a seguir sus malas caras, sus lágrimas e inseguridades. A escuhar que el cabrón de Rivera, solo buscaba un instante de placer, y como la llevó a París por unos instantes.
Pero es que, sinceramente es genial. Es droga pura, de la que no me quiero desenganchar jamás. Porque para mí ella es un reto, por el que he luchado, y ahora lo hago junto a ella.
Luchar, luchar, lunes, viernes, y jamás dejar de llorar, eso es señal de que existieron las sonrisas.
    Aprenderemos a buscarlas.

Tecu

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