A las princesas.

Permíteme que te de un consejo. Un consejo moral.
Parece que nos empezamos a familiarizar, y son pocas la veces que el tiempo me permite sentarme aqui y escribirte, escribiros.
Por eso aprovecho cada instante en este espacio de diario para recordarte.

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3 DE NOVIEMBRE DEL 2010
 Un día, de lo más absurdo, rutinario, y normal. Y de los mejores. Porque la rutina encierra esa clase de detalles que evitan las confusiones y desgracias. La rutina te levanta cansada y te acuesta cansada,pero lo hace sin complicaciones.
A lo largo de estos años, he aprendido que los mejores regalos son esos que calificamos como detalles. Las promesas, las canciones, y las bromas de siempre con los de siempre.
Un par de risas en el colegio y una salida. Un detalle. En la puerta del colegio espera a B.C. Sí, perdón por no inquirir en las presentaciones;
  '' Se llama Miki, un año más que la querida morena de ojos negros y sonrisa radiante. Un año más, y muchos más años de experiencia por delante que ella. Les ves juntos, y es entonces cuando paras a preguntarte que pintan juntos. ¿En qué se parecen? Diría, que en nada. Pero es lo bueno. Que han aprendido a complementarse, a entenderse con un solo beso, con un simple abrazo''
Y amigos, no imaginais como me alegro por ella; B.C, digo. Apenas sale del colegio y lo hace bailando, por un segundo creo que todo esto me va de puta madre, que tiene lo que yo un día me quedé en el camino por conseguir.''
 Y es que es el maldito consejo de siempre, ''No trates de planear''. Y a ti te lo digo una vez más Baldosín. Actúa como lo sientas. Que eres una princesa todos y cada uno los días del año, no cuando él te lo dice. Y lo bueno es que hay que aprender a sacar fuerzas de dentro, para llevar con un Merci mon amour, las peores situaciones.  Que las cosas, serán como tengan que ser, os lo dicen dos ojos que lo han llorado.
Y cierro contigo. Cierro una noche fría contigo. Picha, hay una cosa que a las cuatro nos une. Ellos. Lo que hemos ganado y lo que hemos perdido. Creo que una vez esto estuvo en la cuerda floja, y ahora creeme, que soy experta en agarrarla con la mayor de las fuerzas. Solo me queda decirte que le mires, que le mires y te ilusiones tanto como puedas, que le quieras, muchísimo, y nunca, nunca dejes de mirarle en los recreos y sonreirle. Porque recuerda; si no creyese que tienes una mínima posibilidad por la que luchar, no te habría creado falsas esperanzas.

Buenas noches princesas