jueves, 9 de diciembre de 2010

Cuando me siento un poquito sola.

Hoy es un buen día.
Hay planes. Y gente que los escucha, es lo mejor de todo.
Pienso en el rugby, grandes corredores, altos, fuertes, da miedo enfrentarte a ellos. Parece que solo con rozarte vas a caer rendida al suelo. Pero al fin y al cabo, tan solo es fachada. Una caratula más. ¿De qué sirve tanta altura, tanta fuerza?¿De qué sirve si luego no la destinamos en nada? No sirve de nada que  hombres corran a lo largo de un campo de juego, si cada uno va hacía un lado. ¿Sabes? Me enseñaron que lo importante no era la intensidad con la que corrieras, sino la constancia con la que lo hicieras. No abandonar. Perseguir tus sueños.
   - Soy débil. Y lo peor, soy más débil de lo que piensas. Más de lo que te crees. Una cara, una afirmación dura antes valia, pero ahora no. Últimamente mi equipo de rugby ha flojeado. ¿Mucho? Más de lo que tu mente pueda imaginar. Y a veces, cuando echo en falta a los mejores jugadores de la liga cierro los ojos, fuerte, muy fuerte para que no se me escapen las lágrimas.
  '' Soy el entrenador del equipo, no pueden verme caer''
Pero, la cara de locos que tenemos todos dentro acaba saliendo. Somos terremotos escondidos, y que a pesar de nuestra fuerza, y ganas, caemos. Y cuántas, ¿cuántas veces he echado en falta a alguien con quién correr hacia la misma dirección?

    A los que están día y noche, y solo a ellos. Gracias.

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